Saturday, October 16, 2010

Aurelio, mi ídolo

Me gusta escribir de noche. Santiago y Benito se acuestan temprano así que son míos tiempo y espacio. Habiéndome convertido en ser urbano, necesito algún estímulo para no sentirme solo o para tener el mínimo de distracción mientras escribo. Quién sabe.

Esta noche me siento frente a la computadora. El televisor, sin volumen, dispara sus imágenes al sofá vacío. Me concentro. Empiezo a escribir. Tiempos verbales, adjetivos, adverbios. Redondeo oraciones, las pulo, las borro. Volteo hacia la izquierda y en la pantalla está Aurelio.

Admiro a Aurelio. La primera vez que lo vi fue en el Show de Cristina. Allí desarrolló el personaje del ser que va más allá del clasismo y del elitismo: con insultos e ironías mostraba su rechazo hacia la gente ordinaria, los ancianos, los obesos. Pasó el tiempo y no lo vi más.

Apareció años después gracias al satélite con su carga de programas peninsulares. Allí estaba Aurelio, esta vez como periodista del corazón. Periodista del corazón es aquel que se ocupa de averiguar la vida de los famosos y contar sus truculencias; en la jerga caraqueña, es un periodista de chismes de farándula.

Las sesiones, en vez de prensa del corazón, parecen de la prensa del pulmón: gana quien grite más. En los programas desmienten, replican, berrean, cuestionan, lloran. Juglares del micrófono que necesitan la atención del público. Para ello, se puede echar mano a un desmayo, una amenaza, un par de lágrimas con fondo de música empalagosa.

Aurelio aprovechó la oportunidad. Supo mercadearse. Sabe que, más que agradar, hay que impactar. El rostro del juglar y sus historias deben tatuarse en la memoria del televidente. Por eso, cuenta que los guardaespaldas de la cantante intentaron agredirle, que fulana no tuvo relaciones con mengano o que el heredero intentó robar a la millonaria madre. Se molesta, apasiona, grita, impreca: tiene la imperiosa necesidad de ser recordado.

¿Por qué mi admiración por Aurelio? Ha interpretado un personaje clasista y es el periodista acucioso. Es visto en Europa y en América. Sabe cómo alcanzar la notoriedad sea mostrando rechazo a los ancianos, sea contando secretos ajenos. Su esfuerzo lo llevó al estrellato.

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